lunes, 18 de octubre de 2010

De la academia a la calle (2.0)

Otro ejercicio de Escuelas Culturales… Ahora wacho!

Se podría pensar que el trabajo comunitario sólo se hace efectivo –es real- en lo que se conoce habitualmente como trabajo de terreno, lugar predilecto por lo demás desde donde surgen innumerables críticas a quienes piensan o teorizan respecto al trabajo comunitario, ejercicio que es realizado generalmente por filósofos e intelectuales que combinan teorías y autores varios (nacionales e internacionales) con el fin de darle coherencia –inteligibilidad dicen algunos- a eso que ocurre por allá, en el “desorden” del terreno. Ahora bien, desde ciertas “escuelas de pensamiento” del ámbito universitario nacional, hacer estas escisiones entre lo que se piensa y lo que se hace desde el trabajo comunitario, no tiene mucho sentido. Tal es el caso de la Cátedra de Psicología Comunitaria de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano a cargo del profesor Domingo Asún Salazar, quien con ímpetu, ironía y rudeza, facilita una reflexión que moviliza a los estudiantes para que se hagan cargo de su particular lugar como cientistas sociales en el Chile de hoy. En este marco y contando con un vínculo entre esta Cátedra y el Área de Educación de la COMUDEF, podemos dar a conocer la materialización de una iniciativa, que siendo parte del proyecto Escuelas Culturales, apunta a promover un tipo de gestión diferente dentro de los establecimientos educacionales de nuestra comuna: nos referimos particularmente al Enfoque Comunitario como perspectiva de abordaje de los problemas psicosociales que se presentan no sólo al interior de las escuelas públicas sino que también en los alrededores, en los espacios comunitarios y barriales que acogen a las mismas. En este contexto, estudiantes de las Cátedra de Psicología Comunitaria de dicha casa de estudios, realizarán junto con los Orientadores de algunos establecimientos de la COMUDEF un trabajo que está orientado justamente a vincular a la escuela pública con la comunidad. La idea es básicamente conocer el barrio, sus organizaciones, grupos y personas individuales, con el fin de vincularnos, hacer de las relaciones lo central de la vida social-comunitaria. Ahora ¿Cómo hacemos esto? Conversando, sólo conversando, pues tal como lo señaló un antropólogo por ahí (de esos que del terreno van a la reflexión y viceversa), es lo máximo y lo más básico a lo que podemos apelar dada las diferencias entre cada sujeto, dada la otredad que se nos presenta día a día y que inmersa en un universo de símbolos, permite la vinculación por medio del sentido. Aquí está el desafío: conversar, generar relaciones y vínculos, trabajar en función de nosotros todos, hacer del sentido algo común.

Sebastian Seguin Peña
Psicólogo Comunitario Escuelas Culturales
Profesor Ayudante Cátedra Psicología Comunitaria UAHC.

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